Aún recuerdo cuando empecé con mi esposo y nuestra nueva vida juntos, estábamos muy emocionados por todas las aventuras y cosas nuevas que íbamos a vivir. Él siempre estaba para mí, es toda una ternurita, y ambos nos apoyamos mutuamente, nos casamos hace poco tiempo, pero no hemos podido disfrutar mucho por el exceso de trabajo que ambos hemos tenido. Yo hace unas semanas recibí un ascenso en mi cargo laboral, yo estaba muy emocionada y apenas me dieron la noticia llamé a mi esposo por teléfono, ese viernes me fue a buscar al trabajo y follamos como salvajes.
Mi nombre es Juana, tengo 30 años, trabajo como contadora en una empresa, soy una mujer emprendedora, muy atractiva y con un cuerpo voluminoso que llama la atención de todo el mundo. Mi esposo se llama Alexander, él tiene 35 años, es un hombre de buena figura, unos brazos inmensos que tienen tatuajes imponentes y hermosos, ojos color café, y cabello rizado color marrón, él es el hombre de mis sueños.
Recuerdo que aprovechamos ese fin de semana para vivir nuestra luna de miel juntos, ya tenía reservada un hotel y todo iba a estar listo para pasa un fin de semana de maravillas para celebrar mi ascenso y nuestra nueva vida juntos. Entonces, cuando llegamos a la casa estábamos preparando todo lo que nos íbamos a llevar para el hotel a donde iríamos, toda la ropa, los trajes de baño, entre otras cosas que metí en el bolso para pasar uno de los mejores días de mi vida.
Me ascendieron en mi trabajo y mi esposo me iba a premiar dándome mucho placer en el hotel
Eran aproximadamente las 6.30 pm, estábamos montados en el auto rumbo a ese hotel para empezar a divertirnos y gozar como todos unos locos, follamos como salvajes y me encantó. Llegamos al hotel en una hora, quedaba un poco lejos, pero Valia mucho la pena, Alexander me decía que estaba muy orgulloso de mi, sabia que iba a alcanzar ese puesto y por eso tenía una reservación en este maravilloso hotel al que me estaba llevando.
Entramos para el lugar y me di cuenta de lo hermoso que era, en la entrada había varias hileras de palmeras gigantescas, una estructura muy grande y acogedora que nos llevaba directo al lobby. Entramos y mi esposo dio nuestros datos y allí estaba archivada nuestra reservación, nos dieron la bienvenida y nos dijeron que en una hora llegaría el servicio a la habitación para llevarnos lacena directamente. Yo no podía creerlo, mi esposo había preparado todo esto para mí, ese hombre es demasiado especial en mi vida, adoro a ese hombre y todas las cosas que me hace.
Cuando llegamos a la habitación nos dimos cuenta de lo hermosa que era la suite en la que estábamos, había de todo, era demasiado espaciosa y hasta alfombra roja tenía. Se veía demasiado sensual ese cuarto, llegué a pensar que era el cuarto rojo, me iban a azotar muy duro mientras yo gritaría como una putita asustada.
Entonces, ambos nos acostamos en la cama mientras llegaba nuestra cena, empecé a besarlo para agradecerle todas las cosas buenas que había hecho por mí, esto nos empezó a gustar y seguimos con un poco de picardía. Esa noche follamos como salvajes.
Mientras estábamos en la habitación nos pusimos muy cachondos, follamos como salvajes esa noche y gozamos demasiado
Alexander me levantó el vestido y yo comencé a desabrocharme el pantalón, su pene estaba erecto y tenía ganas de que botara todo ese semen dentro de mí. Me le monté encima y comenzamos a tocarnos mutuamente, yo le estaba masturbándose su inmenso y palpitante falo y el estaba frotando mi clítoris muy fuertemente mientras ambos estábamos llenándonos de placer. Llevábamos 15 minutos en nuestro juego previo cuando de repente escuchamos que nos tocan la puerta de la habitación, eran los encargados de traer la cena a la habitación.
Tuvimos que separarnos rápidamente y fingir que no pasó nada, nos vestimos muy rápido y fuimos a abrir la puerta, nos esperaban unos platillos de comida bastante grandes y estaba asombrada, hambrienta y con muchas ganas de coger con mi esposito. Nos devoramos esa comida como nunca antes lo habíamos hecho, estaba exquisita y luego nos quedamos 1 hora conversando acerca de lo impresionante que era el hotel, luego se me ocurrió la idea de ir para el yacusi aprovechando que era de noche y no había nadie allí.
Llegamos para ese hermoso lugar y efectivamente no había nadie en los alrededores, eran las 12 pm y el lugar estaba perfecto para hacer nuestras fechorías, aun había quedado con las ganas de coger duro. Entonces, mientras estábamos en la piscina mi esposo empezó a desnudarme y quitarme todo mientras me manoseaba la vagina rápidamente bajo el agua. Yo estaba excitada, le quité el traje de baño que él traía puesto y lo dejé sin nada mientras le hacía la paja.
Follamos como salvajes al salir del yacusi, el pene de mi esposo es delicioso y deseaba que me siguiera partiendo hasta el amanecer
Vimos que había una pequeña habitación al lado de la piscina y nos fuimos para allá corriendo, me pegaron contra la pared, follamos como salvajes esa noche, amaba que mi esposito lindo me penetrara fuertemente, sentía como me bombeaba su pene con fuerza y lo disfrutaba mientras gemía. Me apretaba mis tetitas mientras me tenía en cuatro, su pene estaba creciendo cada vez más dentro de mí, no quería que parara, si fuera por mí estaríamos allí durante toda la maldita noche.
Sin embargo, eso era imposible porque ambos teníamos mucho sueño, además, Alexander ya llevaba mucho rato cogiéndome fuertemente y se estaba empezando a agotar, deseaba que me acabara en toda la totona. Luego de un rato, ambos nos empezamos a poner más cachondos, él me nalgueaba mientras me decía cosas sucias, empezó a cogerme cada vez más uro hasta que se corrió dentro de mí, esos chorros de leche habían cruzado la frontera de mi vagina. Follamos como salvajes todo el fin de semana en ese hotel, dejamos semen por todas partes.
¡Adoro que mi hombre consienta cuando le pido leche!