Hola, soy Rachel y quiero contarte mi primera experiencia en un trío HMH que fortaleció mi amistad. Para que entres un poco en contexto mido alrededor de 1.65 soy delgada y bastante tonificada, suelo llevar el cabello suelto o en un recogido desordenado.
Mis ojos son verde claro y tienen un curioso brillo juguetón que te invita a verlos y mi piel es suave y algo pálida con pecas lindas en la nariz y mejillas. Me considero un encanto, la verdad. Y los otros protagonistas de esta historia son Max y Sam.
Max es de estatura promedio de unos 1.80, su complexión es atlética, lleva el cabello corto y en un tono oscuro y lleva un peinado hacia atrás ligeramente desordenado que no ha cambiado mucho en estos años de amistad. Sus ojos son color marrón intenso, tiene cejas definidas y nariz recta y fuerte. Su piel está ligeramente bronceada y luce una sonrisa brillante y blanca que ilumina su rostro.
Y finalmente, Sam mide unos 1.80 de estatura, al igual que Max, pero su complexión es delgada y elegante. Su cabello es negro con un corte corto y texturizado, tiene ojos azul intenso y una mirada seductora que te atrae a él. Su piel es suave y bronceada con algunos lunares peculiares en su cuello y mandíbula.
Mi primera experiencia de poliamor
Para comenzar, Max, Sam y yo, éramos amigos muy cercanos que compartíamos silenciosamente una atracción mutua que había ido creciendo con el pasar de los años, a pesar de querer camuflarla con nuestra amistad.
Y simplemente una noche, después de unos tragos, comenzamos a coquetear. No sé si era la incidencia del alcohol en nuestro sistema, pero finalmente admitimos todos nuestra atracción el uno por el otro, incluso entre Sam y Max ¡Yo estaba tan feliz! Y decidimos quedar de vernos en otra oportunidad a ver qué resultaba. Solo intentarlo.
Todos estuvimos de acuerdo a pesar de los notables nervios. Cuando llegó el día de la primera cita quedamos en vernos en casa de Max. Él arregló una cena romántica en su casa y yo llegué muy nerviosa con Sam.
Luego de intercambiar unas pocas palabras y saludarnos, Max sirvió unas cuantas copas de vino, puso algo de música suave y todos nos relajamos hasta que el ambiente se cargó de una notable electricidad… yo estaba muy contenta viendo la escena y nos pusimos a bailar. De un momento a otro Max se acercó muy lentamente y posó suavemente sus labios sobre los míos. Yo respondí el beso muy entusiasmada.
Entre todo Sam se acercó por detrás de mí y yo sentí cuando apartó mi cabello a un lado para besar mi cuello. Yo solamente pude gemir tímidamente en la boca de Max por la sensación que tenía, pensaba feliz en estos años de amistad. Torpemente nos movimos a la recámara de Max mientras nos acariciábamos y nos quitábamos la ropa.
Cuando estuve allí dentro con esos dos hombres contemplamos por unos minutos la escena, hasta que Sam reaccionó y capturó uno de mis pezones en su boca mientras Max besaba el interior de mis muslos cariñosamente.
Esto me excitaba cada vez más
No podía creer lo excitaba que estaba y lo hipnotizaba que me sentía al quedarme atrapada en los ojos de Max mientras él deslizaba su lengua dentro mío. Entonces, Sam se arrodilló detrás de Max y comenzó a masturbarlo lentamente. Max gimió contra mi piel, enviando vibraciones a través de mi cuerpo.
Los tres estábamos muy excitados y observé a Max penetrar a Sam por detrás, ambos gimiendo sonoramente. Mi cuerpo hormigueaba viéndolos juntos, por lo que me deslicé debajo de Sam y tomé su pene en mi boca.
Sam gritó de placer al sentir que yo le estaba haciendo sexo oral y al sentir el miembro de Max llenándolo por detrás. Max también se entusiasmó mucho e incrementó la velocidad mientras yo mantenía el ritmo.De un m omento a otro Sam llegó inundando mi boca con su rico semen caliente. Y al ver todo esto Max llegó al límite y se corrió dentro de Sam con un gemido ronco.
Nos quedamos en silencio por unos minutos viéndonos y procesando lo que acababa de suceder. Estábamos exhaustos, pero saciados. Nos quedamos un momento acariciándonos suavemente.
Ya habíamos cruzado la línea y no había vuelta atrás en esta nueva dinámica, y yo quería probar un poco más antes de marcharme. Me fui sobre Max y lo besé vigorosamente. Tomé su miembro en mi mano, se sentía tan suave, terso y rico.
Y al poco tiempo comenzó a mojarse un poco con su liquido preseminal. Seguí un rato hasta que Sam se incorporó y decidió unirse. Bajé e introduje el miembro de Max en mi boca haciéndole sexo oral de forma frenética, quería provocarlo porque eso me excitaba cada vez más.
Sentí mi vagina mojada y caliente, y antes de siquiera pensar en tocarme un poco llegó Sam y me penetró de una sola vez. Su miembro pasó rápidamente de lo excitada que yo estaba. Grité de placer.
Nuevamente me llenaron de placer
Tengo que admitir que eso me tenía muy cachonda. Tenía el pene de Max en mi boca y Sam me penetraba de una forma en la que yo sentía que su miembro recorría cada rincón de mi cuerpo. Aumenté el ritmo, pero le supliqué a Max que también me penetrara. Yo quería tener mi primera penetración doble allí con ellos.
Él solo me miró, me subió sobre sí y me besó. Estaba tan feliz como yo. Entonces, Sam sacó su miembro de mi vagina. Estaba muy lubricado por mis jugos y lo puso en la entrada de mi culo. Empezó a empujar y yo sentía que me dolía. Pero Max ayudó con esto.
Empezó a chupar mis pezones excitándome y comenzó a penetrarme, mientras me decía al oído “estás segura con nosotros dos, llevamos años de amistad y te vamos a llenar de placer, mi princesa”. Me miro a los ojos y antes que yo pudiera reaccionar Sam me penetró el culo.
Me dolió, pero me sentí realmente excitada y ambos comenzaron a penetrarme con cierto ritmo. Los dos me besaban, me acariciaban los senos, me tocaban y yo debo admitir que tuve varios orgasmos riquísimos allí. Los dos llegaron y me dejaron repleta de su semen. Yo me sentía en el cielo. Estábamos cansados, pero felices.
Mientras nos quedábamos dormidos enredados entre sí, cada uno pensó en todas las posibilidades que podíamos explorar juntos de ahora en adelante. Nuestra aventura había comenzado.
Después de esa primera noche llena de pasión, empezamos a encontrarnos regularmente para cenar, beber, charlar, y por supuesto, hacer el amor. Descubrimos que compartir nuestros cuerpos y corazones nos acercó de una manera que ninguno de nosotros esperaba, pero nos hizo sentir más felices y realizados que nunca en nuestra amistad. Habíamos encontrado algo único y queríamos atesorarlo.