Para nadie es un secreto que las mujeres debemos llevar un estricto control de nuestra salud reproductiva y genital, por eso es común que las visitas al ginecólogo se hagan frecuentemente. No obstante, cuando vas a una consulta lo último que imaginas es que serás follada por el ginecólogo.
Soy Alba, tengo 25 años y una vida sexualmente demasiado activa. Soy una adicta al sexo, por lo que todos los días consigo una verga o un consolador que entre en mi vagina para satisfacerme. Sin embargo, cierta vez que estaba siendo cogida por un negro, su polla era tan grande y me azotó tan duro que sentí mucho dolor. Pensé que el dolor desaparecería con el tiempo, pero cada vez que una polla entraba en mi vagina era doloroso incluso si era una polla pequeña.
Fue entonces que tomé la decisión de ir al médico, lo que yo no imaginaba era que terminaría siendo follada por el ginecólogo.
El tratamiento era simple: debía ser follada por el ginecólogo
Cuando llegué al consultorio me sorprendí al ver que el doctor era un joven musculoso y muy atractivo. Era la primera vez que había ido a su consultorio, por lo que nunca antes lo había visto.
Comenzó con la consulta y le conté sobre mi problema. Confieso que me dio un poco de vergüenza, pero él fue muy profesional.
Me pidió que me recostara en la camilla para hacerme un ecografía transvaginal, explicándome que introduciría un aparato dentro de mi vagina para observar cómo estaba todo por allí adentro.
Untó un gel en el aparato para que entrara con mayor facilidad y lo introdujo con suavidad en mi vagina. De hecho, el gel no era necesario, solo imaginarme que ese hermoso hombre introduciría algo en mi vagina, había hecho humedecer mucho mi coño.
Mientras me hacía la ecografía no pude evitar excitarme y él se dio cuenta. Entonces empezó a bombear el aparato cada vez más rápido dentro de mí, a lo que no pude evitar gemir y retorcer mis caderas de placer.
-Alba, además de ver también necesito tocar el área para identificar el problema, meteré mi polla para poder hacerlo…todo es por cuestiones profesionales. Me dijo mi atractivo ginecólogo.
-Hágalo doc, aplique el tratamiento que usted desee para solucionar el problema. Le dije muy fogosa, mientras le desabrochaba el pantalón.
El mejor tratamiento es ser follada por el ginecólogo
Su polla estaba deliciosa, muy gruesa y tiesa. Subió mis piernas hacia arriba y empezó a introducirla.
-Solo gime fuerte si te duele. Me dijo mientras me follaba.
Cuando la polla entraba y salía de mí, yo gemía de placer y de dolor, pero no me importaba, yo quería seguir siendo follada por el ginecólogo y que me diera toda su lechita.
Cambiamos de posición, me puso en cuatro patas como una puta en su escritorio. Me dijo que abriera las nalgas con mis manos, porque ahora debía examinarme el culo.
Lo hice y me metió su enorme polla mojada con mis fluidos vaginales. Eso fue algo muy placentero para mí y me di cuenta de que ser follada por el ginecólogo por el culo no era tan doloroso que por la vagina.
Quería que me partiera el culo, que me diera muy fuerte. Empecé a gritarle que me diera más duro. Él lo hizo, con una mano me acariciaba el clítoris y con la otra me apretaba las tetas. Me dió tan rico que fue imposible no correrme y todos los fluidos de mi orgasmo se deslizaron por mis piernas.
Al verme tan excitada él también iba a tener un orgasmo, pero se detuvo antes de hacerlo. Sacó su verga de mi culo y tomó una servilleta con líquido desinfectante para limpiarla.
-Abre la boca mi puta, es hora de darte tu medicina.
Metió su enorme pito en mi boca, empujándolo con fuerza haciendo que llegara a mi garganta y que me atragantara. Yo aproveché para succionarle ese pito tan rico, lo hice tan placentero que su cara era un verdadero éxtasis. No pudo evitar verter toda su leche dentro de mí por mi garganta y yo con gusto me la tragué. Seguí mamando su polla hasta que extraje la última gota y sentí que se puso suavecita.
El diagnóstico del doctor: soy una puta muy caliente
Después de ser follada por el ginecólogo, nos sentamos en el escritorio y él me dio los resultados de su consulta.
-Alba, lamento decirte que tu problema se debe a lo puta que eres. Te metiste una polla muy grande para tu vagina y desgarró sus paredes.
Me dio un poco de vergüenza escucharlo y toda sonrojada le pregunté cómo podía solucionarlo.
-Tengo el tratamiento perfecto para ti, pero yo mismo debo aplicarlo por un tiempo indeterminado. Ven todos los días a esta misma hora y resolveremos tu problema.
Desde entonces soy follada por mi ginecólogo de la manera más salvaje y placentera que existe.