Ese día, de sexo caliente con mi amiga en la sauna, estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Ella estaba disfrutando mucho el sexo oral que le estaba dando y a mí me encantaba que le estuviera gustando tanto. Ya había tenido un orgasmo, pero estaba sedienta de placer y solo me pedía más.
Estaba estimulando su ano y su clítoris al mismo tiempo. Ella echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y entre susurros me animaba para que no dejara de hacer mi trabajo.
- Sigue, lo estás haciendo bien, baby.
Una vez más empapé mi dedo con sus jugos y nuevamente lo froté por su perla. Su boca abierta gemida y seguí haciéndome porras para que no dejara de hacerlo.
Sentí que ella quería que la presión en el ano se hiciera más fuerte, así que con ligereza, empujé la punta de mi dedo dentro de su agujero.
Un fuerte gemido, más bien se escapó de su boca. Seguí estimulando su clítoris con mi boca y seguía jugando con su apretado orificio.
Sus piernas se habían cansado de la posición mantenida por tantos minutos, por lo cual, ella posó sus pies sobre mis hombros para mayor comodidad. Entonces empecé a lamer desde su clítoris hasta su ano como su ese espacio de piel se tratara de una paleta de delicioso helado.
Por su respiración acelerada pude darme cuenta de que le gustaba lo que estaba haciendo. Alcé la vista y también noté que sus pezones marrón claro estaban bastante erectos.
Penetré el culo de amiga, estábamos teniendo sexo muy caliente
Aunque al principio solo había metido unos milímetros de mi dedo índice en su ano, esta vez decidí ir un poco más lejos.
Chupé el clítoris con pasión y me acomodé para meter mis dedos en su vagina, pero uno de ellos quedó fuera para hacer lo mismo con su preciado agujero apretado.
Mi dedo medio se deslizó sin compasión dentro de su culo. Se sentía muy caliente allí adentro. Comencé a bombear en ambos agujeros y mi lengua se movía con mayor ritmo.
Yo estaba realmente excitada y ella también porque no puso resistencia a la penetración brusca de mis dedos. Al contrario, gemía mucho y arqueaba la espalda en reacción al placer que estaba sintiendo.
Me puse más caliente de lo que estaba por la forma en que me la estaba follando. Ahora eran mis caderas las que se retorcían esperando a recibir el mismo placer que yo le estaba dando.
Seguí bombeando en sus agujeros y haciendo maniobras con mi lengua. Vi que otro orgasmo se acercaba, porque los gritos Verónica volvieron a subir de volumen, entonces aumenté el ritmo, para que se ajustara al nivel de su placer.
Imagino que las personas fuera de la sauna podían escuchar claramente el espectáculo, pero eso no me importó en aquel momento, yo solo pensaba en sexo caliente.
Llegó mi turno de disfrutar del sexo caliente en la sauna con mi amiga.
Después de su segunda explosión, Verónica estaba lista para brindarme el mismo placer que yo le había dado.
Exhausta, me senté a su lado en la sauna y le permití que tomara un respiro antes de continuar. Mientras ella ponía en calma su respiración y saboreaba el placer que todavía recorría su cuerpo, puse mi mano sobre su pecho, dando círculos alrededor de sus tetas firmes.
Nos miramos unos segundos y me encantó el brillo de lujuria que tenían sus ojos. Ella se acercó a mí y me besó con mucha pasión. Su lengua se peleaba con la mía y hacía piruetas dentro de mi boca.
Verónica puso su mano en mi coño excesivamente húmedo y con delicadez frotaba en círculos. Juro que me tuve que controlar o terminaría corriéndome de inmediato por lo excitada que estaba.
Con su otra mano rodeo mi trasero y con fuerza tiró de mí para que nuestros cuerpos sudorosos quedaran muy cerca el uno del otro. Continuó besándome y me empujó contra el banco para que me recostara.
Se puso encima de mí. Continuó con sus besos. Luego, se levantó y en posición de tijeras, comenzó a frotar su coño contra el mío. Nuestros jugos se mezclaron y el roce de su piel contra la mía, me hacía gemir muy fuerte.
Sexo caliente y muy bueno con mi amiga
Mi excitación estaba en tal punto que tras unos segundos de tijerazos con mi amiga me corrí y los jugos de mi placer salían de mi vagina, por doquier.
Si n embargo, este no fue el final de nuestro sexo caliente. Verónica inclinó su rostro a mi vagina y usó sus dedos para separar mis mojados labios.
Primero, me dio tiernos besos y después, succionó mis labios menores y los mantuvo en su boca chupando como si de un caramelo se tratasen.
Cuando llegó al clítoris, una corriente de placer se deslizó por todo mi cuerpo. No duró mucho allí cuando decidió bajar a mi culo. Separó mis nalgas para que mi agujero quedara mejor expuesto y sin dudar se abalanzó sobre él. Jugaba tiernamente sobre mi apertura, pero como había descuidado mi clítoris, yo misma tuve que masajearlo.
A Verónica le encantó mamarme el culo, lo saboreaba como un niño a su paleta. Estaba tan concentrada devorándolo y me encantaba verla.
Mi pelvis cedió al placer y se retorcía, empujando contra su boca para que la ligera profundidad de su lengua en mi trasero se hiciera más prominente.
Mis movimientos se volvieron más rápidos porque la manera en que Verónica me mamaba el culo, estaba siendo genial, era sexo caliente… muy caliente.
Ella dejó por un momento mi ano y volvió a mi vagina. Metió su lengua allí y retiró mis dedos de mi clítoris para ser ella quien lo masajeara.
- Joder Verónica, qué bueno es esto, porque no lo habíamos hecho antes… Solté entre gemidos.
La chica siguió haciendo su trabajo, pero me miraba con una mirada pervertida. En unos segundos me volví a correr y cuando lo estaba haciendo, se montó encima de mí, para darme unos tijerazos otra vez.
Aquel día de sexo caliente con mi amiga no fue la única vez que lo hicimos, desde entonces nos follamos cada vez que tenemos oportunidad.
La primera parte está en: Follada en la sauna… Sexo caliente I